viernes, 6 de mayo de 2011

TERAPIAS FLORALES


Dentro de las técnicas terapéuticas alternativas y no convencionales, las terapias florales han sido sin duda, la propuesta más aceptada tanto por los profesionales como por la gente

El desarrollo de la medicina floral, y en especial el Sistema de Bach, ha sido de gran importancia como herramienta clínica dentro del proceso de la psicoterapia, no sólo por sus efectos terapéuticos, sino porque han brindado a la comunidad científica una nueva visión acerca del ser humano, de la salud y la enfermedad.
La utilización de los remedios florales es bastante antigua.
Desde el principio de los tiempos, el hombre ha considerado y empleado la flor como símbolo de belleza y desarrollo. Por ejemplo, la rosa de los Rosacruces y de los Sufíes, o el loto de la filosofía india.
Cuando el hombre apareció en el planeta Tierra para desarrollar su cuerpo físico, la planta ya había progresado mucho en su evolución.
Algunos maestros tibetanos, dicen que aún hoy existe una vinculación directa, entre el Inconsciente del hombre y el reino vegetal. Así, a través del ser vegetal, el hombre puede tomar contacto con su propio Ser o Yo Superior y corregir sus desequilibrios emocionales.
Pero fue el Dr. Edward Bach (1886 –1936), quien dió un gran impulso a esta terapia, a partir de la utilización de las flores, de sus descubrimientos y de sus valiosos escritos.
Bach fue un médico inglés, bacteriólogo y patólogo, que venía del campo de la investigación científica, con una vasta experiencia en clínica médica.
El Dr. Bach partía de la base que para entender la enfermedad, sus fines, su naturaleza y su curación debemos comprender, en parte, la razón de nuestro ser. Es esencial darse cuenta que el hombre tiene 2 aspectos: uno espiritual y uno físico, el alma y la personalidad...el alma es lo permanente, lo inmortal, la energía esencial, lo trascendente. La personalidad es lo transitorio, lo mortal, el accidente, lo inmanente.
El cuerpo físico solo, si no está en comunión con lo espiritual es una cáscara vacía. Lo que importa es que sea cual fuera nuestra condición, vivamos en armonía con los dictados de nuestra alma.
Para Bach, la enfermedad no es una crueldad ni un castigo, sino y únicamente un aviso: es un instrumento del que se sirve nuestra propia alma, para mostrarnos nuestros propios errores, prevenirnos de otros e impedirnos cometer más daños... para devolvernos al camino de la verdad y de la luz, del que nunca deberíamos apartarnos.
El concepto holista de salud, enfermedad y curación , emana de la perfecta unidad de toda vida, y de la absoluta singularidad de todos los sistemas existentes en ella.
Cada uno de nosotros realiza un viaje único por la vida, irrepetible; y nuestro estado de salud nos indica en qué punto de este viaje nos encontramos de momento.
Cada síntoma de enfermedad, sea física, anímica o mental, nos proporciona un mensaje específico que vale la pena reconocer, aceptar y aprovechar para nuestro viaje por la vida.
Desde este punto de vista, el sistema de las Flores de Bach, se puede calificar como “curación mediante la rearmonización de la conciencia”
Bach afirma en su texto “Cúrese usted mismo”: “somos el principio curativo universal” o “la fuerza curativa divina” que permite y hace posible la curación .
Las flores actúan por planos vibratorios energéticos más sutiles, directamente sobre el sistema de la energía del individuo.
Bach dedicó los últimos 6 años de su vida, a la búsqueda de “un método curativo más sencillo, natural, en que no se necesitara destruir ni alterar nada”.
En los años 1929/30, Bach investigaba en su laboratorio, publicaba en revistas científicas británicas, era respetado por alópatas y homeópatas, pero convencido que la medicina tradicional no era su camino cierra su consultorio y laboratorio y destruye su material de trabajo viajando a Gales desde 1930 permaneciendo hasta 1934.
Pasó esos años recorriendo los campos y estudiando plantas. Descartó las primitivas como las algas y musgos, las medicinales comunes, y las que se usaban para alimentación.
Pensó que toda la vida de las plantas estaba concentrada en sus flores y centró su atención en las flores silvestres. Observó que las gotas de rocío que estaban sobre las flores debían participar de la energía de las mismas y por lo tanto de sus propiedades medicinales.
Descubrió que el proceso de extraer su poder curativo debía ser tan simple y suave como lo era la forma en que las abejas extraían la miel de las flores.
Experimentando con flores al sol y a la sombra se dio cuenta que la luz era esencial , tenían mayor potencia vibratoria.
De estas observaciones dedujo el método para preparar los remedios que hoy se usan.
Se cortan los capullos de la flor elegida, se colocan en un recipiente de vidrio delgado lleno de agua y se dejan en el campo en el mismo lugar donde se han cortado, al sol, durante algunas horas. De esta manera el agua queda impregnada de la esencia de la flor.
"El fuego, la tierra, el aire y el agua, los 4 elementos están incluidos y trabajan juntos para producir remedios de gran poder".
Entre 1930 y 1934, describe las 38 esencias que conforman hoy el Sistema Floral de Bach.
Escribe "Cúrese a si mismo" y "Los doce remedios curadores y otros remedios".
En 1936, sus fuerzas comienzan a flaquear; un día le dice a sus colaboradores: "mi tarea está cumplida, mi misión en este mundo está terminada".
El 27 de noviembre muere mientras dormía en su casa de Sotwell, Gran Bretaña. Desde entonces funciona allí el Centro de Bach, que tiene a su cargo la recolección anual de las flores y la preparación de las infusiones.
Los remedios Flores de Bach figuran hoy día entre los Sistemas Médicos reconocidos y recomendados por la O.M.S.
Los remedios de Bach actúan como una forma de terapia de soporte inofensivo, no adictivo, sin efectos colaterales.
Cada uno de los 38 remedios corresponde a un específico estado mental negativo, cambio de personalidad, de modo o temperamento.


Autora: Lic Teresa Utrera, Terapeuta Floral y Psicóloga Transpersonal

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